Mejorar el aprendizaje de idiomas en la escuela
En tiempos pasados, las lenguas extranjeras se enseñaban con
un diccionario y un profesor de acento, aprendiendo vocabulario palabra por
palabra, a través de la conversión de la lengua materna del alumno. Este
método, probado y verdadero, requiere mucho tiempo y memorización, y nunca
conduce a una verdadera fluidez sin una inmersión total en algún momento. Es
evidente que este método, aunque útil hasta cierto punto, no es tan eficaz como
debe ser para un aprendizaje de idiomas eficiente.
Por estas razones, los profesores han buscado desde hace
algún tiempo un programa que pueda enseñar una lengua extranjera utilizando el
método por el cual los niños aprenden su primera lengua: asociación y
mimetismo. Los bebés aprenden el lenguaje imitando a sus padres y asociando
palabras y frases con acciones y objetos. Por ejemplo, un niño no aprenderá que
una manzana es una manzana al decírselo o al leer la palabra de un diccionario.
En cambio, verán una manzana y escucharán a sus padres llamarla manzana, y
asociarán la forma y el color de la fruta con la palabra. Por simple que
parezca, esa es la forma más efectiva y natural de aprender un idioma.
Algunos colegios utilizan divertidos métodos de aprendizaje
con sus alumnos. Realizan excursiones, obras de teatro y hasta encuentros de magia en inglés. Este tipo de actividades resultan muy efectivas, ya que los
niños se divierten y aprenden casi sin notarlo.
Al enseñar a los estudiantes a través de la asociación
visual y auditiva, se retiene más vocabulario y se aprenden los matices
gramaticales del idioma como parte del proceso, en lugar de como una traducción
confusa de su idioma materno. De hecho, durante las actividades se usa muy poco
o nada del idioma nativo del hablante para que cada uno tenga un idioma
completamente nuevo en lugar de solo uno convertido.
Es importante que los centros de educación utilicen este
tipo de metodologías si quieren lograr mejores resultados en sus alumnos y
evitarles el fastidio de tener que memorizar cosas que, probablemente, no les
interesan.