Más allá de la simple enseñanza académica, las escuelas pueden fomentar el desarrollo de los estudiantes en sus relaciones, identidad, habilidades emocionales y bienestar general.
Nuestro
sistema educativo a menudo se enfoca en una pequeña porción del desarrollo
cognitivo de los niños, con énfasis en la transmisión del conocimiento del
contenido, que muchas veces se memoriza y repite de la misma forma en que se
recibió. Las lecciones de matemáticas, ciencias y lectura, y las evaluaciones
de esas habilidades, dominan el plan de estudios.
Si bien esas materias son fundamentales, el aprendizaje implica
mucho más que adquirir conocimientos inertes en álgebra o química. Un
enfoque tan estrecho le da poca importancia a las formas en que los niños
necesitan crecer y aprender en sus relaciones, identidad, comprensión emocional
y bienestar general. Después de todo, los niños son seres “completos”
multidimensionales cuyo desarrollo es complejo y rico.
Investigaciones
recientes en neurociencia, ciencias del desarrollo y del aprendizaje,
educación, sociología y muchos otros campos confirman que un enfoque de “niño
integral” no solo es deseable sino necesario para asegurar que los niños
aprendan bien:
A
continuación encontrará algunas ideas de cómo las escuelas pueden mejorar el
desarrollo y la inteligencia
intrapersonal infantil:
Fomentar un entorno de apoyo que promueva relaciones sólidas
entre el personal, los estudiantes y las familias
Hoy en día, muchas escuelas se basan en diseños anticuados de principios
de la década de 1900 que emulan el modelo de fábrica, en el que los estudiantes
se sientan en sus aulas y los maestros ven a cientos de alumnos al
día. Estas estructuras despersonalizan el aprendizaje en un momento en que
los estudiantes necesitan y se beneficiarían de relaciones a largo plazo con
profesores y compañeros.
Crear un clima escolar positivo basado en relaciones sólidas proporciona
una base para el aprendizaje.
Algunos elementos que promueven un sentido de comunidad y permiten a los
maestros conocer bien a sus estudiantes incluyen:
·
Escuelas y clases más pequeñas.
·
Clases de asesoramiento que brindan a los estudiantes una comunidad
y permiten que los maestros se comuniquen con los estudiantes y los padres de
manera constante.
·
Oportunidades para la colaboración y el liderazgo del personal que
fortalecen la confianza entre los educadores.
Desarrollar la capacidad de los estudiantes para administrar su propio
aprendizaje.
Una de las principales razones de la deserción en las escuelas
secundarias es que las aulas no les resultan interesantes a los alumnos.
Los estudiantes anhelan oportunidades para aprender cosas que importan y
son relevantes para sus vidas. La instrucción los ayuda a crecer en su
comprensión cuando se basa en la experiencia previa y la vida real de los
alumnos.
Por ejemplo, los maestros pueden conectar lecciones de matemáticas con
tareas comunes en las que los estudiantes están involucrados que utilizan esas
habilidades, como en la cocina, el arte, los deportes y otros entornos. O
pueden conectar una unidad de historia sobre el movimiento por los derechos
civiles con problemas de la actualidad como los ataques por motivos raciales y
la brutalidad policial contra las personas de color.
Desarrollar la competencia social, emocional y académica de los
estudiantes.
Cuando los estudiantes están abrumados, es más probable que se porten
mal y tengan dificultades para adaptarse en la escuela.
El
desarrollo de las habilidades socioemocionales de los estudiantes les enseña cómo manejar el estrés, al mismo tiempo que
impulsa habilidades sociales como la colaboración y la empatía. De
esta forma, las habilidades socioemocionales implican desarrollar una mayor
conciencia de uno mismo y de los demás. Muchas escuelas enseñan estas
habilidades explícitamente a través de programas de aprendizaje socioemocional,
que se ha encontrado que mejoran el rendimiento de los estudiantes, así
como sus sentimientos de seguridad y pertenencia a la escuela.
Combinadas,
estas ideas son parte esencial de un marco integral que, en la práctica, se
construyen y refuerzan mutuamente. Una gran cantidad de investigaciones
demuestran que la educación exitosa no puede ocurrir de manera fragmentada. Adoptar un enfoque integrado puede ayudar a
los niños, con toda su complejidad y humanidad, a desarrollar todo su
potencial.
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